¿Quién soy?

¡Hola! Soy Isra, un barcelonés de 39 años que llegó a Tanzanía por primera vez en 2012. Después de muchas idas y venidas, en 2016 me instalé en el país para crear el proyecto de Mama Elo’s. Mi idea era construir una casa de protección para embarazadas, pero al poco de llegar fui consciente de que la realidad de estas mujeres era mucho más compleja de lo que en un principio pensaba.
Copiando sistemas de cooperación empezamos a crear proyectos de escolarización, de micro creditos y de empoderamiento personal para gente sin recursos. En ese momento empezó a visitarnos gente que bajo el concepto de «voluntariado internacional», venía a pasar tres semanas «ayudando» a personas vulnerables.
Fue entonces cuando conocí el concepto del salvador blanco, y las problemáticas de un negocio que se lucra de los problemas ajenos bajo premisas paternalistas. Mi mundo se vino abajo al verme reflejado en esos comportamientos. Había intentado sumar y buscar igualdad, pero sin ser consciente de la profundidad de la cuestión, también había formando parte de esa misma industria que tanto mal hace.
En ese momente me enfrenté a un dilema: olvidar mi pasado y tratar de seguir trabajando en el turismo convencional, o intentar aprender de mis errores. Escogí la segunda opción, y el proyecto Mama Elo’s renació con otra perspectiva, alejada del volunturismo y la romantizacion de la pobreza.
Estoy en continuo proceso de deconstrucción. Mis errores me han hecho entender que la buena fe a la hora de hacer las cosas no es garantía de justicia social, y el futuro me lleva a intentar hacer comprender, desde aquí, que hay una alternativa al voluntariado internacional. Que se puede tener una inmersión cultural de manera igualitaria en el país que quieras del mundo. También en Tanzania.
No podemos cambiar la historia; ni la nuestra, ni la de nuestros antepasados. Sin embargo, podemos trabajar activamente para que los errores del pasado no se vuelvan a repetir. Las respuestas no aparecerán como por arte de magia, y no siempre encontraremos soluciones a todos los problemas. Pero podemos cuestionarnos, deconstruirnos y contribuir desde la empatía, y con el corazón abierto. Teniendo claro el futuro del qué queremos formar parte. Yo sigo aprendiendo.